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Aprovechando recursos endógenos
La castaña fue tiempo atrás un alimento tan básico como la
patata. Hoy se considera un producto gourmet hasta el punto de
que muchos países europeos, y también Japón, lo solicitan. La
tremenda demanda que atraviesa la castaña explica que muchos
soutos gallegos vuelvan a recuperar vida y dejen de servir de
alimento para jabalíes, o conviertan su producción casera en
un plus de ingresos para varias explotaciones.
En Galicia hay entre 80 – 90 variedades autóctonas de castaña;
de las cuales, hay ocho variedades priorizadas con características
sobresalientes relacionadas a la productividad en diferentes
pisos altitudinales, calidad organoléptica, calidad industrial,
tamaño, valor comercial, etc. Éstas son: Amarelante, Famosa,
Garrida, Longal, Negral, De Parede, Ventura y Judía; variedades
priorizadas por productores, comercializadores, transformadores,
técnicos e investigadores.
Oportunidad de negocio
Galicia cuenta con más de 2.900 Comunidades de Montes
Vecinales en Mano Común, encargadas de gestionar más de
700.000 hectáreas de monte vecinaly ocupando un 25% del
territorio gallego aproximadamente. Esta disponibilidad de tierras,
sumada a la necesidad de generar importantes volúmenes de
producto con calidad homogénea que permita la capacidad de
negociación en su comercialización, ofrece la ventaja de su ex-
plotación a través del modelo cooperativo de la economía social.
Maduración tecnológica
El Consejo Regulador de la Castaña de Galicia refiere que este
producto agrupa a productores, comercializadores e almace-
nistas en fresco e industrias de procesado que trabajan para
certificar una marca de calidad. Galicia es una potencia en la
producción, procesamiento y comercialización de castañas,
pues las principales industrias transformadoras y envasadoras
están en esta Comunidad y mueven un volumen de negocio de